miércoles, 1 de mayo de 2013

CAPÍTULO 7.



LAS VISIONES
Las cuatro fieras

7 1EI año primero de Baltasar, rey de Babilonia, Daniel tuvo un sueño, visiones de su fantasía, estando en la cama. Al punto escribió lo que había soñado:
2Tuve una visión nocturna: los cuatro vientos agitaban el océano. 3Cuatro fieras gigantescas salían del mar, las cuatro distintas.
4La primera era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron en pie como un hombre y le dieron mente humana.
5La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes. Le dijeron: «[Arriba! Come carne en abundancia». 6Después vi otras fieras como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas y le dieron el poder.
7Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. 8Miré atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias.
9Durante la visión vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó: Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. 10Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros.
11 Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. 12A las otras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada.
13Seguí mirando, y en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo una figura humana, que se acercó al anciano y fue presentada ante él. 14Le dieron poder real y dominio: todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
15Yo, Daniel, me sentía agitado por dentro y me turbaban las visiones de mi fantasía. 16Me acerqué a uno de los servidores y le pedí que me explicase todo aquello. Él me contestó explicándome el sentido de la visión:
17-Esas cuatro fieras gigantescas representan cuatro reinos que surgirán en el mundo. 18pero los santos del Altísimo recibirán el reino y lo poseerán por los siglos de los siglos.
19yo quise saber lo que significaba la cuarta fiera, diversa de las demás; la fiera terrible, con dientes de hierro y garras de bronce, que devoraba y trituraba y pateaba las sobras con las pezuñas; 20lo que significaban los diez cuernos de su cabeza y el otro cuerno que salía y eliminaba a otros tres, que tenía ojos y una boca que profería insolencias, y era más grande que los otros. 21Mientras yo seguía mirando, aquel cuerno luchó contra los santos y los derrotó. 22Hasta que llegó el anciano para hacer justicia a los santos del Altísimo, y empezó el imperio de los santos. 23Después me dijo:
-La cuarta bestia es un cuarto reino que habrá en la tierra, diverso de todos los demás; devorará toda la tierra, la trillará y triturará. 24SuS diez cuernos son diez reyes que habrá en aquel reino; después vendrá otro, diverso de los precedentes, que destronará a tres reyes; 25blasfemará contra el Excelso, perseguirá a los santos del Altísimo e intentará cambiar el calendario y la ley. Dejarán en su poder a los santos durante un año y otro año y otro año y medio. 26Pero cuando se siente el tribunal para juzgar, le quitará el poder y será destruido y aniquilado totalmente. 27El poder real y el dominio sobre todos los reinos bajo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Será un reino eterno, al que temerán y se someterán todos los soberanos. 28Fin del relato. Yo, Daniel, turbado con mis pensamientos, palidecí; pero me lo guardé todo dentro.

LAS VISIONES
(caps. 7-12) 

Son en total cuatro y no son homogéneas; domina el esquema visión-interpretación. Su contenido global se reparte desigualmente: de la historia pasada tenemos tres visiones esquemáticas; de la historia próxima y reciente tenemos referencias confusas y un resumen detallado. El desenlace está anunciado varias veces, y aun la fecha está señalada. 

Primera. En el escenario de la historia (océano), agitado por los vientos cósmicos, operan y actúan los imperios en figura emblemática de animales; león = Babilonia, oso = Media, leopardo = Persia, bestia = Alejandro. Al llegar aquí el autor se embarulla manipulando cuernos para introducir a Antíoco. 

Segunda. El último rey persa, en figura emblemática de carnero, es atacado y destruido por Alejandro, en figura emblemática de macho cabrío. Muere Alejandro, y el autor vuelve a la manipulación de cuernos para llegar hasta Antíoco IV, del cual refiere la divinización blasfema y la persecución de los judíos. Termina anunciando simplemente su fracaso. 

Tercera. Se refiere al tiempo y es una reinterpretación de la carta de Jeremías sobre el tiempo del destierro (Jr 29). Antes de la revelación, Daniel pronuncia, en nombre de su pueblo, una oración penitencial como la del capítulo 2 (en griego) y como Esd 9 y Neh 9. 

V. 26. El ungido asesinado es el sumo sacerdote Onías III. La Semana siguiente es el tiempo entre la profanación del altar y su rededicación, 168-165. Luego vendrá el fin del perseguidor, simplemente anunciado. 

Cuarta. Se anuncia con gran aparato en el capítulo 10, con alusiones a luchas entre ángeles protectores de los diversos imperios. Se inspira de cerca en las visiones de Ezequiel. El anuncio se realiza sin visión, en forma de profecía: hasta el v. 39 narra la historia conocida por el autor; en 40-45 anuncia la muerte del perseguidor en términos tomados de tradiciones proféticas, no por conocimiento de la historia, que fue diversa. En el capítulo 12 se anuncia la restauración del pueblo elegido. 

El capítulo 11 es bastante claro cuando se conoce la historia. Remitimos a las cronologías y sincronías de los Macabeos. 

7 He indicado en la introducción el problema de este capítulo. Por la forma es una visión: encabeza la serie de visiones de 8-12. Por el estilo (prescindiendo de las adiciones) es diverso y muy superior a las siguientes, de 8-11. Por el tema, contempla el futuro definitivo, mientras que las siguientes se enredan en sucesos próximos. Y como acto final, clausura brillantemente los capítulos 2 y 5. En conclusión, me inclino a unir este capítulo con los precedentes. 

Este capítulo es la culminación del libro, por su valor resolutorio y por la atracción e influjo sobre los lectores. Vamos a considerar: el escenario cósmico, los personajes, el desenlace. 

Lo cósmico: agua, viento y fuego. Tradicionalmente, el gran océano es el elemento caótico y hostil, que, domeñado por el espíritu o viento, puede volverse dócil (Gn 1; Sal 74, 13s; 93,4; 136,13, etc). Los cuatro vientos cósmicos agitan aquí el océano en el tiempo de la historia, y de ese océano surgen poderes feroces, inhumanos, dispuestos a dominar el tramo de historia que les asignen. El escenario concentra las etapas de la historia en un cuadro simultáneo (como la estatua del cap 2). El agua oceánica se contrapone al agua celeste de las nubes, que transportan la figura humana. Se opone también al fuego, elemento de la divinidad (Sal 50,3; 97,3 etc.). 

Las fieras. Aunque hay que comprenderlas en contrapunto constante con el hombre, vamos a separar provisionalmente los campos. Es tradicional en la literatura profética representar a los imperios en figura de animales (Ez 17,3; 32; Jr 51,34); no son simples imágenes, sino que interpretan y valoran. Las tribus pueden tener animales emblemáticos (Gn 49), los jefes pueden llevar títulos de animales. Pues bien, las cuatro fieras se suceden en la historia, pero no humanizan a los hombres ni mejoran la existencia humana. Enviando una quinta o sexta fiera, se reemplaza la precedente, no se resuelve el problema. 

El bajo cifrado de las fieras pide una voz humana en contrapunto. El hombre es de otra categoría: es imagen de Dios, llamado a dominar los animales. Dios aparece en figura humana. El dominio humano sobre los animales se entiende en sentido propio y figurado: Gn 4,7; Sal 80; 91,13. El autor se ha inspirado directamente en el salmo 8, traduciendo al arameo la expresión hebrea ben 'adam. 

Ahora bien, el hombre es grande y es pequeño (Is 51,12; Job 25,6): ¿cómo podrá dominar a esas fieras? -Si Dios le confiere o restituye el poder. Lo que hace en la naturaleza tiene que hacerlo con más razón en la historia, para que la vida de los hombres sea una vida humana, no inhumana y feroz. 

7,1 Daniel tiene los sueños o visiones sin intervención del rey. Y los escribe sin recibir una orden especial. Reitera el carácter visionario. 

7,3 Son fieras terrestres, no dragón marino (Sal 74,13s; Is 27,1). Las formas anormales y las dimensiones gigantescas apoyan la función emblemática de las fieras. 

7,4 El león alado es el más importante, representa a Nabucodonosor, según el cap. 4. 

7,5 Sigue en importancia el oso (Os 13, 18; Am 5,19). La postura sugiere que mientras devora, está dispuesto a atacar; no descansa su voracidad. Representa el imperio medo (Is 13,17; Jr 51,11.28) 

7,6 La pantera (Os 13,7; Jr 5,6) con cuatro alas y cuatro cabezas representa el imperio persa, universal en movilidad y poder, atento a las cuatro direcciones. 

7,7 La cuarta no es identificable; sobrepasa en ferocidad a todas las conocidas. Representa a Alejandro y el imperio macedonio, visto por el autor a través de los seléucidas. Es un puro instinto devorador y destructor, insaciable e implacable. 

7,8 Hasta aquí la visón tenía sencillez y coherencia. Aquí, probablemente por mano de un autor posterior e inexperto, la historia se bifurca; y, para llegar hasta Antíoco IV, su autor se mete en el terreno peligroso de los cuernos (cfr. Gn 33,17; Sal 75; 89,18.25 etc.). No se describe aquí un animal con un magnífico cuerno o con muchos cuernos, sino un cuerno que posee ojos para engreírse y boca para decir fanfarronadas. No es un hombre con poder, es un poder que mira y vocifera. 

7,9 Ya en las escatologías proféticas se celebra un juicio universal, antes de que Dios instaure su reinado (JI 4,12-1; Is 24,21-23; 66,5s). 

Los "tronos" son los asientos del tribunal, formado por Dios con su corte. El anciano es Dios mismo: anterior a todo (Isaías 11), que "reina desde siempre" (Sal 55,20) Se sienta tranquilamente, por encima de la tempestad terrestre de los imperios (cfr. Sal 65,8). Venerable por su cabellera, vestido en el blanco de la majestad celeste. El fuego que lo rodea lo hace inaccesible y radiante. 

7,10 Con el fuego que brota delante de él ejecuta la sentencia (Is 30,27-33). Fuego con flexibilidad de río de lava para llegar adonde lo manden. Los servidores son innumerables (Dt 33,2; Sal 68,18). Se abren los libros en que están registradas las acciones de los hombres (Is 65,6; Mal 3,16; Sal 56,9). No olvidemos que para nuestro autor se trata e una visión. 

7,11-12 Sin asistir al proceso (Sal 82) saltamos a la ejecución de la sentencia. Se supone la coexistencia temporal de todas las fieras ante el tribunal supremo al final de la historia (Sab 4,20ss). Comienza por la última: en el cuerno arrogante el imperio griego ha alcanzado el límite de su perversidad y con él termina la bestia entera: arrojada al fuego y consumida en él. Las otras fieras subsistirán como naciones o pueblos, no como imperios. 

7,12 Ez 29,15. 

7,13 En la visión todo era figura, "como"; también en este punto aparece una "figura humana" o ''figura de un hombre". Sustituir la expresión aramea por "hijo de hombre" es calcar, no traducir. Compárese con el hebreo de Sal 8,5; Is 56,2; Jr 49,18.33; 50,40; 51,43; Job 35, con el arameo de Dn 4,22 equivalente de 5, 21 y 7,8.13. Es una figura humana, contrapuesta a las cuatro fieras; no es un ser misterioso y celeste. No desciende, asciende; aunque, desde el punto de vista del vidente, "viene". 

7,14 El personaje recibe el poder antes concedido a Nabucodonosor (4,33; 5,18), sólo que eterno (como la piedra de 2,44). 

7,17 La explicación es escueta, no precisa. El silencio del texto y los cambios históricos han provocado otras identificaciones: p. ej. babilonios - medopersas - griegos - romanos; más tarde se identificó la cuarta con el Islam, con el imperio turco. La lectura mesiánica condicionó la identificación: el cuarto tenía que ser el romano. 

7,18 La interpretación que da el autor no es mesiánica ni individual. Los "santos del Altísimo" forman la comunidad de judíos "consagrados" al Señor (Ex 19,6). Se puede comentar con datos del Sal 34: no es un imperio más en la serie, no es una revancha de los oprimidos, es un modo nuevo en el que la consagración a Dios garantiza el humanismo auténtico. 

7,19-26 Aquí podría terminar la visión.Probablemente el glosador de antes prolonga torpemente la visión hasta el v. 26 y añade el v. 27 para empalmar con el final. Los diez cuernos parecen ser los diadocos y los seléucidas hasta Antíoco IV. Éste lucha contra el grupo de la explicación, no contra el personaje de la visión, que sería lo lógico. 

7,25 El mejor comentario se lee en 1 Mac 1,46-63. Era sacrilegio modificar un calendario establecido por Dios. Tres años y medio, según 1 Mac 4,54 (168-165 a.C.). 

7,27 Una interpretación posterior identificó la figura humana con el Mesías y el cuerno con el Anticristo. La interpretación del libro de Henoc, en la sección Libro de las parábolas, describe un personaje diverso y opuesto a la figura humana de Dn 7.

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