sábado, 27 de abril de 2013

CAPÍTULO 3.


La estatua de oro
(ls 43,2; 2 Mac 7) 

3 1EI rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, treinta metros de alta por tres de ancha, y la colocó en la vega de Dura, provincia de Babilonia.
2Mandó convocar a los sátrapas, ministros, prefectos, consejeros, tesoreros, letrados, magistrados y gobernadores de provincia para que acudieran a la inauguración de la estatua que había erigido el rey Nabucodonosor.
3Se reunieron los sátrapas, ministros, prefectos, consejeros, tesoreros, letrados, magistrados y gobernadores de provincia para la inauguración de la estatua que había erigido el rey Nabucodonosor, y mientras estaban en pie frente a ella, 4el heraldo proclamó con voz potente: 5-A todos los pueblos, naciones y lenguas: cuando oigáis tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, os postraréis para adorar la estatua que ha erigido el rey Nabucodonosor. 6EI que no se postre en adoración será al punto arrojado dentro de un horno encendido abrasador.
7 Así, pues, cuando los di versos pueblos oyeron tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron adorando la estatua de oro que Nabucodonosor había erigido.
8Entonces unos caldeos fueron al rey a denunciar a los judíos:
9-iViva el rey eternamente! 10Su majestad ha decretado que cuantos escuchen tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos se postren adorando la estatua de oro, 11y el que no se postre en adoración será arrojado dentro de un horno encendido abrasador. 12Pues bien; hay unos judíos, Sidrac, Misac y Abdénago -a quienes has encomendado el gobierno de la provincia de Babilonia-, que no obedecen la orden real, ni veneran a tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has erigido.
13Nabucodonosor, en un acceso de ira, ordenó que trajeran a Sidrac, Misac y Abdénago, y cuando los tuvo delante, les dijo:
14-¿Es cierto, Sidrac, Misac y Abdénago, que no respetáis a mis dioses ni adoráis la estatua que he erigido? 15Mirad: si al oír tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos estáis dispuestos a postraros adorando la estatua que he hecho, hacedlo; pero si no la adoráis, seréis arrojados al punto dentro del horno encendido abrasador, y ¿qué Dios os librará de mis manos?
16Sidrac, Misac y Abdénago contestaron:
I7-Majestad, a eso no tenemos por qué responder. Si es así, el Dios a quien veneramos puede libramos del horno encendido y nos librará de tus manos. 18y aunque no lo haga, conste, majestad, que no veneramos a tus dioses ni adoramos la estatua de oro que has erigido.
19Nabucodonosor, furioso contra Sidrac, Misac y Abdénago y con el rostro desencajado por la rabia, mandó encender el horno siete veces más fuerte que de costumbre, 20y ordenó a algunos de sus soldados más robustos que atasen a Sidrac, Misac y Abdénago y los echasen en el horno encendido abrasador.
21Así, vestidos con sus pantalones, camisas, gorros y demás ropa, los ataron y los echaron en el horno encendido abrasador.
22La orden del rey era severa y el horno estaba ardiendo; sucedió que las llamas abrasaron a los que conducían a Sidrac, Misac y Abdénago; 23mientras los tres, Sidrac, Misac y Abdénago, caían atados en el horno abrasador. 

Oración penitencial de Azarías
(Esd 9; Neh 9; Bar 1,15-3.8) 

24Paseaban por las llamas alabando y dando gracias a Dios.
25Azarías se detuvo a orar, y abriendo los labios en medio del fuego, dijo:
26Bendito seas, Señor,
Dios de nuestros padres,
alabado y glorificado
tu nombre por siempre.
27 Lo que has hecho con nosotros
está justificado:
todas tus acciones son justas,
tus caminos son rectos,
tus sentencias son justas.
28son justas las sentencias
que has ejecutado contra nosotros,
contra tu ciudad santa,
la Jerusalén de nuestros padres;
con justicia y derecho
lo has ejecutado todo
por nuestros pecados.
29Porque hemos cometido
toda clase de pecados,
hemos prevaricado
rebelándonos contra ti,
hemos cometido
toda clase de pecados,
hemos quebrantado
los preceptos de tu ley;
30no hemos puesto por obra
lo que nos habías mandado
para nuestro bien.
31 Por eso, todo lo que nos has enviado
y nos has hecho,
lo has hecho con justicia.
32Nos entregaste en poder
de nuestros enemigos,
inicuos, malvados y rebeldes,
del rey más inicuo
y perverso del mundo.
33Ya no podemos abrir la boca,
pues la vergüenza abruma
a tus siervos y a tus fieles.
34¡Por el honor de tu nombre!,
no nos abandones para siempre,
no rompas tu alianza,
no nos niegues tu misericordia.
35Por Abrahán, tu amigo;
por lsaac, tu siervo;
por Israel, tu consagrado;
36 a quienes prometiste
multiplicar su descendencia
como las estrellas del cielo,
como la arena de las playas.
37 Por nuestros pecados, Señor,
somos hoy el más pequeño de los pueblos,
humillado por toda la tierra;
38no tenemos ya ni príncipe,
ni jefe, ni profeta,
ni holocaustos, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso,
ni lugar donde ofrecerte primicias
y alcanzar tu misericordia.
39pero tenemos un corazón quebrantado
y un espíritu humillado;
recíbelos como si fueran una oblación
de holocaustos de toros y carneros,
de millares de corderos cebados.
40Ése será el sacrificio que hoy te ofrecemos
para aplacarte fielmente;
porque los que confían en ti
no quedan defraudados.
41En adelante te seguiremos
de todo corazón, te respetaremos,
buscaremos tu rostro.
No nos defraudes;
42trátanos según tu piedad
y tu gran misericordia;
43líbranos, como tú lo haces,
maravillosamente,
y sal por el honor de tu nombre, Señor.
44Son humillados los que nos maltratan,
queden confundidos, pierdan el mando,
sea triturado su poder
45y sepan que tú, Señor, eres el Dios único,
glorioso, en toda la tierra. 

Cántico de los tres jóvenes
(Sal 136; 148)

46Los criados del rey que los habían arrojado no cesaban de atizar el fuego. En el momento de echar/os, el horno estaba encendido siete veces más fuerte que de costumbre. Los criados que los echaron se encontraban en la parte superior, mientras otros, por debajo, alimentaban el fuego con petróleo, pez, estopa y leña. 47 Las llamas se alzaban veinticuatro metros y medio por encima del horno; 48olltaron y abrasaron a los caldeos que se encontraban cerca del horno.
49Un ángel del Señor bajó adonde estaban Azarias y sus compañeros, expulsó las llamas fuera del horno, 50metió dentro un viento húmedo que silbaba, y el fuego no los atormentó, ni los hirió, ni siquiera los tocó.
51Entonces los tres, al unísono, cantaban himnos y bendecían y glorificaban a Dios en el horno, diciendo:
52Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, santo y glorioso,
a éL gloria y alabanza por Los siglos.
53Bendito eres en eL templo de tu santa gloria,
a ti gloria y alabanza por Los siglos.
54Bendito eres en tu trono real,
a ti gloria y alabanza por los siglos.
55Bendito cuando cabalgas sobre querubines
sondeando Los abismos,
a ti gloria y alabanza por los siglos.
56Bendito eres en la bóveda del cielo,
a ti gloria y alabanza por los siglos.
57Criaturas todas del Señor, bendecid aL Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
58Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por Los siglos.
59 Cielos, bendecid aL Señor,
ensalzadlo con himnos por Los siglos.
60Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
61Ejércitos del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
62Sol y Luna, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por Los siglos;
63astros del cielo, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
64Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
65vientos todos, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
66fuego y calor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por Los siglos;
67fríos y heladas, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
68rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
69témpanos y hielos, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
70escarchas y nieves, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
71Noches y días, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
72luz y tinieblas, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por Los siglos;
73rayos y nubes, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
74BendigalLa tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos;
75montes y cumbres, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
76cuantoto germina en la tierra,
bendiga al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos;
77manantíales, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
78mares y ríos, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
79cetáceos y cuanto se agita en el mar,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
80aves  del cielo, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
81fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
82Hombres todos, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
83bendiga Israel al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos;
84sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
85siervos del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
86almas y espíritus justos,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
87santos y humildes de corazón,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
88Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
porque os sacó de la fosa,
os libró del poder de la muerte,
os arrancó de la llama ardiente
y os libró del fuego.
89Dad gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
90Alabad a Dios, fieles todos de Dios,
dadle gracias con himnos,
porque es eterna su misericordia;
dura por los siglos de los siglos.

Confesión de Nabucodonosor

24Entonces el rey, estupefacto, se levantó apresuradamente y preguntó a sus consejeros:
-¿No eran tres los hombres que atamos y echamos al horno?
Le respondieron.
-Así es, majestad.
25Preguntó:
-¿Entonces cómo es que veo cuatro hombres, sin atar, paseando por el horno sin sufrir nada? y el cuarto parece un ser divino.
26y acercándose a la puerta del horno encendido, dijo:
Sidrac, Misac y Abdénago, siervos del Dios Altísimo, salid y venid.
27Sidrac, Misac y Abdénago salieron del horno. Los sátrapas, ministros, prefectos y consejeros se apretaron para ver a aquellos hombres a prueba de fuego: no se les había quemado el pelo, los pantalones estaban intactos, ni siquiera olían a chamuscados.
28Nabucodonosor entonces dijo:
-Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, que envió un ángel a salvar a sus siervos, que, confiando en él, desobedecieron el decreto real y prefirieron arrostrar el fuego antes que venerar y adorar otros dioses que el suyo. 29Por eso decreto que quien blasfeme contra el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, de cualquier pueblo, nación o lengua que sea, sea hecho pedazos y su casa sea derribada. Porque no existe otro Dios capaz de librar como éste.
30El rey dio cargos a Sidrac, Misac y Abdénago en la provincia de Babilonia. 

Visión del árbol
(Ez 31) 

31EI rey Nabucodonosor, a todos los pueblos,
naciones y lenguas que habitan en la tierra: Paz y prosperidad.
32Quiero contar los signos y prodigios que el Dios Altísimo ha hecho conmigo:
33¡Qué grandes son-sus signos, qué admirables sus prodigios!
Su reinado es eterno, su poder dura por todas las edades.

3 A la estatua del sueño, modelada por Dios en la fantasía para trasmitir un mensaje, sucede la estatua obra de manos humanas. Con esto la controversia pasa al terreno de la idolatría. Actúa además la envidia de los jefes babilonios, que se han visto desbancados por Daniel y sus compañeros. 

Estatua soñada y estatua real. Paradójicamente, la estatua soñada es real y la real es falsa. Porque la soñada tiene como sustancia significar, y el significado es verdadero (2,45). Mientras que la real representa algo que no tiene existencia; por eso es un sinsentido, sea que represente a una divinidad o a un dios divinizado. En el contexto narrativo, babilonio, la estatua representa a un dios, quizá a Marduk; en el contexto del autor, alude a Antíoco Epífanes, rey divinizado. En contexto politeísta, el emperador no exige a sus súbditos que renieguen de sus propios dioses, sino que reconozcan al dios del imperio. Solamente los monoteístas se negarán. 

En todo caso, la estatua es perversa. En ella se cumple el esquema radical de la idolatría, que esclaviza al hombre a una fabricación humana. En manos del rey, la estatua se convierte en instrumento de opresión: porque el rey sojuzga a sus súbditos con pretexto religioso y a toque de una banda musical. 

La prueba. Todos se someten a la orden del rey, con las autoridades a la cabeza. Se resisten tres judíos (falta Daniel en el relato). La fe de los judíos los libra de hacerse esclavos, la confianza en su Dios les da valor ante la intimidación. Sometidos a prueba, ellos ponen a prueba la capacidad salvadora de su Dios (v. 18). En ellos y por ellos, es puesto a prueba su Dios, como Dios salvador; y tanto los jóvenes judíos como su Dios salen airosos de la prueba. El relato anima a los mártires: habla más a Eleazar que a Judas Macabeo. Es la prueba del fuego (cfr. Is 43,2). 

Nabucodonosor. Al principio no parece que actúe pensando en sus funcionarios judíos; es la envidia de los cortesanos la que descubre la desobediencia. Cuando el rey se entera, se irrita y pronuncia su acusación: han faltado al rey desobedeciendo, a la estatua y los dioses negándoles adoración. En su cólera, el rey se atreve a desafiar al Dios de los judíos (15); al final tiene que reconocer su superioridad (29). 

El estilo de este relato, con sus enumeraciones y repeticiones, tiene un encanto particular. Camina despacio, majestuosamente y se tiñe de ironía por el contraste entre el gran despliegue real y su fracaso: oro en cantidad incalculable, la llanura inmensa, autoridades en pleno, tutti de la banda musical, el horno a su máxima temperatura ... Tampoco carece de ironía el cuadro de los cortesanos examinando a aquellos hombres "a prueba de fuego" (27). 

3,1 El texto desborda el realismo del escenario limitado, sugiriendo una adoración universal de todos los súbditos del imperio. 

3,2 Seis de los cargos tienen nombres persas. 

3,5 Incluye tres instrumentos musicales de nombre griego. Compárese con 2 Cr 20, 28 y Sal 150. 

3,6 La pena de fuego: Jr 29,22; Is 30,33. 

3,15 Aunque el rey no controla los elementos, puede manejar a su arbitrio un fuego domesticado. Su desafío implica que ningún dios puede controlar ese fuego. 

3,17 -18 La traducción suaviza una dificultad gramatical. En su declaración expresan los jóvenes el temple del martirio ante el emperador del universo y toda su corte. Están convencidos de que su Dios puede librarlos, pero del poder no deducen el hecho. Los extranjeros necesitan ver el hecho para creer en el poder. 

3,23 La opresión de Egipto se compara varias veces a un horno de fundición (Dt 4,20; 1 Re 8,51; Jr 11,4). En el original arameo se suceden sin cesura el caer de los jóvenes atados y el levantarse del rey atónito.Los vv. 24-33 de esta numeración aramea aparecen a continuación de 3,90. En cursiva están las inserciones griegas. 

3,24-45 (griego) Oración penitencial. De dos maneras glorifica el hombre a Dios: confesando las acciones gloriosas del Señor y confesando las propias culpas. Lo primero está claro, lo segundo se basa en las relaciones del pueblo con su Dios. Supuesta la elección, que es pura gracia, y la oferta y aceptación de la alianza bilateral con sus condiciones, y el proceso histórico ulterior, resulta que el Señor ha cumplido lealmente sus compromisos y el hombre no. Por eso, cuando el hombre confiesa su culpa y acepta humildemente el castigo, reconoce que el Señor tenía razón, glorifica a su Dios. 

La presente oración pertenece a un género bien conocido y bastante estable en sus componentes. Pueden consultarse: Sal 50-51; Esd 9; Neh 9; Dn 9; Bar 1,15-3,8. Como en textos semejantes, Azarías habla en nombre de la comunidad; es el contexto lo que da una resonancia particular a su plegaria. 

El texto es sobrio. De la confesión retiene lo esencial, en particular la relación de las dos partes en términos de justicia = inocencia frente a culpa = vergüenza. Tras la confesión, apela a la misericordia, desgranando motivos clásicos: el honor de Dios, su promesa, la situación del pueblo. Sigue el propósito de enmienda y se añade una imprecación contra el enemigo. 

3,27 -28 El destierro planteó un problema de teodicea, su solución sirvió de modelo a la diáspora. El autor de la presente inserción adopta una actitud política y religiosa con tinte polémico: frente a la línea macabaica,
que proclama la rebelión armada, él proclama la culpa y remite la solución a Dios. 

3,32 "Misericordia": la palabra griega y su original hebrea pueden significar el acto de piedad que perdona o la lealtad al compromiso. El pueblo ha faltado a sus compromisos; que no falte el Señor a sus promesas. 

3,37 Israel era el pueblo más pequeño en el momento de la elección y la liberación (Dt 7,7); volverá a ser pequeño si no es fiel a la alianza (Dt 28,61). Es la situación que contempla o esquematiza el autor. 

3,38 Faltan dos instituciones centrales: la dinastía o casa de David, el templo o casa del Señor. Falta la palabra profética (Sal 74, 9), que en tiempos turbulentos ha paliado la falta de ambas. Estas palabras no encajan en tiempos de la dinastía asmonea, sí bajo la dominación romana. 

3,39 Inspirado en Sal 51,19. 

3,44 Aunque el enemigo ha sido verdugo al servicio de Dios, se ha excedido con arrogancia y ha merecido el castigo. En la coyuntura histórica, la liberación de los judíos está vinculada al fracaso de los opresores: véanse Sal 35,24-26; 40,14-16; 56,8-10. 

3,45 Resonancia de Sal 83,19: es un reconocimiento que no fragua en conversión. 

3,46-50 El autor griego introduce esta pieza de enlace desarrollando lo que apuntaba sobriamente el original. El horno está imaginado como una estructura vertical: por abajo se ceba y atiza, por arriba se echa el material. La muerte de los caldeos es una ejecución de la ley del talión. El esquema es una trasposición aproximada del episodio del Mar Rojo, con fuego en vez de agua. 

3,51-90 El autor griego inserta un himno inspirado en el Sal 136 por el artificio letánico y en el 148 por la invitación universal. Quizá existió como himno autónomo. En el presente contexto se carga de nuevo sentido.
Dura era un escenario universal de los súbditos del Emperador; los cantores en el horno se abren a un escenario cósmico. La banda del rey, música instrumental, convocaba a jefes y súbditos al homenaje de la estatua; la voz humana de los jóvenes convoca el universo al elogio unísono de Dios. En vez de holocaustos de aroma que aplaca, brota ahora el "sacrificio de los labios", la ofrenda musical de la alabanza. Dios no acepta por ahora el sacrificio de la vida de sus fieles, se contenta con el sacrificio del testimonio heroico y de la alabanza entusiasta. 

La serie se divide cómodamente en: seis invocaciones dirigidas a Dios, una invitación universal y seis celestes, diez a los meteoros, ocho a animales y siete a hombres. Tiene menos rigor y concentración que el Sal 148. Toda la creación se une al coro de alabanza cuando la convoca la palabra humana. De este modo el hombre ejercita su señorío sobre la creación, nombrándola de nuevo (cfr. Gn 1) Y dándole órdenes desinteresadas. Así se la somete para someterla a Dios, cerrando el círculo que comenzó en la creación. 

3,53-54 Templo y trono celestes, del rey del cielo 

3,56 La bóveda es el firmamento. 

3,59 El océano celeste, por encima del firmamento (Sal 29,10). 

3,61 Astros y constelaciones al servicio de Dios. 

3,64 Los meteoros comienzan con las aguas de debajo de la bóveda. 

3,71 Véase Sal 19,3. 

3,77 En los manantiales aflora el agua del océano subterráneo de agua dulce (Dt 33,13). 

3,80 Cielo equivale a aire: por debajo de la bóveda, en la zona del hombre. 

3,86-87 Una comunidad definida por la santidad, la justicia y la humildad, en alma, espíritu y corazón (Dt 6,5). No es una comunidad de poderosos ni de guerreros, sino de consagrados al Señor. 

3,88 Véase Eclo 51,4.

3,24 (hebreo) Continúa el relato original. 

3,25 El "ser divino" se llama "ángel" en el v. 28. El rey ve al personaje en figura humana, como los otros tres, pero descubre en él rasgos o aspecto divino (cfr. Gn 18 y Jue 13); no consigue tanto Tobit (Tob 5). 

3,26 "Dios Altísimo": el título compete al Dios supremo; no es inconciliable con el politeísmo, aunque coloca a Yhwh por encima de Marduk. 

3,27 Parece ser que los funcionarios asistían a la ejecución, dispuestos a saborear su victoria (cfr. Sal 35,25). Su examen puede tener carácter notarial. Ni a ellos ni al rey les alcanza el castigo (v. 22). 

3,28-29 Resume el sentido teológico del relato. En la mente del emperador pagano no es profesión de monoteísmo, sino aceptación del Dios de los judíos en el panteón del imperio. En la mentalidad del autor Yhwh es Dios único. No se trata del Dios metafísico, sino del que actúa a favor de los hombres. La cuestión es salvar o no salvar; es el planteamiento de Is 43,11 y  45,21. A los judíos les dice el autor que hay un solo Dios salvador, por tanto hay un solo Dios. A los paganos no les hace sacar la última consecuencia, que Is 45,14 pone en boca de paganos convertidos. 

3,30 En términos narrativos suena como estribillo. 

3,31-4,34 En este cuarto acto hace su última aparición Nabucodonosor. Por el tema es paralelo del segundo, pues narra: sueño, interpretación, cumplimiento y confesión. Por la forma se distingue, pues en gran parte se cuenta como confesión auto biográfica. Por tema, forma y posición en el libro, apreciamos que la confesión del emperador es lo principal. Pronunciada su confesión, Nabucodonosor se retira de la escena. El argumento parece inspirarse en la crónica y la leyenda del último rey babilonio, Nabonido. Según la Crónica, ese rey pasó diez años fuera de Babilonia, sometiendo tribus y regiones de Arabia. Según la leyenda (un fragmento encontrado en Qumrán), Nabonido pasó siete años en Tema de Arabia, enfermo a causa de sus pecados. En nuestro texto las cosas cambian notablemente: no es Nabonido, sino Nabucodonosor (último emperador babilonio y primero); la enfermedad está sustituida por una demencia bestial. 

El desierto es tradicionalmente la región inhumana, morada de fieras. El sueño combina dos motivos literarios: la imagen del árbol cósmico y la imagen de la fiera. El resultado es incoherente: el árbol se convierte en fiera. La incoherencia es consecuencia del método intelectual de los apocalípticos. 

El árbol. Inmediatamente se inspira en Ez 31. Se trata del árbol cósmico y central, donador de vida y morada de todos los vivientes. Árbol benéfico y protector: tal es su destino. Representa el imperio universal del monarca y su función benéfica durante una etapa histórica. El árbol comete un grave pecado: la arrogancia, el desviarse de su función benéfica para centrarse en sí, en su prestigio y valor, hasta endiosarse, como autor de su propia gloria. El pecado tiene dos direcciones: hacia arriba se arroga la gloria de Dios; hacia abajo niega la función benéfica de su cargo. Por eso le exigen una doble conversión: "reconocer al Soberano del cielo y socorrer a los pobres" (24). 

La fiera. De la capital espléndida el emperador es arrojado al desierto inhóspito, del palacio real a la intemperie inclemente; de emperador a fiera. Cuando el hombre, aun exaltado, no sabe guardar su puesto frente a Dios, se rebaja a la condición de bruto. El arrogante toma o desarrolla instintos de fiera, por lo cual es conducido al lugar de las fieras, a vivir con ellas y como ellas. La bestia recobra la razón al reconocer a Dios. 

El castigo imita el esquema de orígenes: destierro perpetuo en vez de pena de muerte (Adán y Caín). Dios deja al emperador "un tocón" para que pueda volver en sí y volver a reinar. Volver en sí es recobrar su postura y puesto humanos. 

3,32-33 "Signos y prodigios" es bina tradicional del Deuteronomio y los profetas. El reinado eterno del Dios Altísimo abarca y desborda el reinado de cualquier mortal, de su dinastía y de los imperios sucesivos.

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